Una investigación titánica llevada a cabo durante un año por
un pequeño grupo de agentes de las unidades de investigación de Badalona y el
distrito de Sant Martí culminó ayer en el mayor operativo desplegado por los
Mossos d’Esquadra contra el tráfico de drogas. Cerca de 1.300 agentes
desembarcaron a las cuatro y media de la madrugada en el corazón de La Mina y
en el barrio del Besòs. Escuchas telefónicas, confidentes y decenas de
vigilancias permitieron levantar dos casos contra el menudeo de cocaína, heroína
y marihuana en uno de los mayores supermercados de la droga de
Cataluña.
La Operación Titán y la Operación Picapiedra, dirigidas
por los juzgados 3 y 4 de Badalona, respectivamente, se saldaron con 83
detenidos y 71 registros, la mayoría en Sant Adrià de Besòs y Barcelona. La luz
azul del helicóptero de los Mossos, a las 4.20, marcó el pistoletazo de salida
de un dispositivo marcado por el frío y que transcurrió sin incidentes.
Algunos de los pisos eran viviendas ocupadas, algo que ha
generado conflictos en el barrio. Los Mossos detuvieron el 9 de noviembre a dos
personas por matar a un vecino que protestaba contra la ocupación ilegal en el
barrio del Besòs. Uno de los acusados del crimen estaba siendo investigado en
esta causa, según fuentes policiales.
Mientras decenas de furgonetas de antidisturbios (BRIMO y
ARRO) vigilaban la calle, centenares de policías ponían patas arriba los pisos
de al menos cinco clanes familiares dedicados desde tiempos inmemoriales al
tráfico de drogas. Encontraron pequeñas cantidades de cocaína y heroína, una
quincena de plantaciones de marihuana, más de una decena de armas y dinero.
Entre sus objetivos había parientes del clan de los Alunda, que goza de mucha
autoridad en el barrio, pero cuando los Mossos llegaron al domicilio, habían
huido.
Los agentes registraron también pisos en L’Hospitalet, El
Prat, Badalona, Barberà del Vallès, Igualada, La Llagosta, Tarragona,
Palau-solità i Plegamans, Ripollet, Sant Boi de Llobregat, Vacarisses y
Viladecans. Algunas de las viviendas en las que entraron se conocen como
“guarderías” porque es allí donde se almacena la droga. Y en ocasiones están
conectadas directamente con los pisos en los que se venden las pequeñas dosis.
“¡No te preocupes, los niños están con mi suegra!”, gritaba
una mujer que salía esposada de la calle de Saturno, en La Mina. En ese
inmueble la policía arrestó a casi a una decena de personas. Con las luces
apagadas, pero iluminados por la luna, se podía ver a algunos curiosos
apostados en las ventanas para no perderse detalle. La policía sacó de los
pisos cajas, generadores y varias plantas de marihuana.
A las seis de la mañana empezaron a bajar a la calle los
primeros familiares y conocidos de los arrestados por la policía. “Aquí se
llevan a todo el mundo menos a quien se tienen que llevar”, se quejaba una
mujer, que caminaba junto a dos ancianas, sin apenas levantar la voz.
En los bares se pedía silencio cada vez que salía en la
televisón la noticia de la gigantesca redada.
Tanto el consejero del Interior, Jordi Jané, como los
investigadores, se felicitan por el éxito de la macroperación. Pero el menudeo
es como la energía, que ni se crea ni se destruye, se transforma. Los agentes
asumen que la venta continuará mañana mismo, aunque a una escala muchísimo
menor, en los pisos que no hayan sido investigados. En el mejor de los casos,
en tres semanas todo volverá a ser como antes.
El País
Centro Terapéutico Valle del Tiétar