Son los agentes con mayor efecto ansiolítico e
hipnótico hasta el momento, las benzodiacepinas presentaban unas
ventajas notables respecto a otros medicamentos tales
como sedantes e hipnóticos, y era que la dosis terapéutica resultaba
muy segura. Aquí estamos hablando de un medicamento pautado por un
facultativo y de forma controlada.
Son los agentes con mayor efecto ansiolítico e
hipnótico hasta el momento, las benzodiacepinas presentaban unas
ventajas notables respecto a otros medicamentos tales como sedantes e
hipnóticos, y era que la dosis terapéutica resultaba muy segura. Aquí estamos
hablando de un medicamento pautado por un facultativo y de forma
controlada.
De medicamento a convertirse en droga
A partir de 1970, cuando se empezaron a comercializar
las benzodiacepinas, algunas personas ya consumieron envases enteros con
la intención de suicidarse. Aún así, estas personas podían dormir dos o tres
días sin mostrar efectos adversos al despertar.
Surgieron diferentes estudios que describían que las
benzodiacepinas producían adicción. Con su uso continuado se generaba
tolerancia, de tal manera que cuando se cesaba su administración se daba un
efecto rebote, lo cual provocaba graves síntomas de ansiedad.
En 1984, la Comisión para las Drogas Narcóticas de las
Naciones Unidas declaró que las benzodiacepinas eran unos agentes
cuya prescripción médica debía estar sujeta a un control más firme.
Señalar que la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declara en 1984 lo siguiente: “Las benzodiacepinas tienen la
capacidad para producir un estado de dependencia y depresión del
sistema nervioso central que conducen a distorsiones en la fuerza motriz, en el
comportamiento y en el carácter”.
El problema surge cuando no se ajustan las dosis de manera
correcta al efecto que se pretende conseguir, lo cual puede dar lugar a la
aparición de diferentes efectos secundarios, tales como: sedación y
somnolencia, enlentecimiento psicomotor, amnesia, conducta agresiva por
desinhibición.
Efectos de las benzodiacepinas
De todas formas, uno de los principales problemas que
presentan estas sustancias son aquellos relacionados con la tolerancia y
el síndrome de abstinencia que producen:
Tolerancia a los afectos sedantes y anticonvulsivantes.
Tolerancia cruzada con el alcohol y los barbitúricos.
Tolerancia a los diferentes efectos ansiolíticos e
hipnóticos de un tratamiento a largo plazo.
Efecto rebote (después de la retirada del fármaco) pueden
aparecer síntomas de ansiedad más intensos que antes de iniciar el
tratamiento.
Algunas personas alcohólicas y consumidoras de
otros tipos de sustancias psicoactivas, utilizan como droga de abuso las
benzodiacepinas con acción media más corta o aquellos que son más
liposolubles por su efecto más inmediato. Las formas de abuso, al igual que con
los barbitúricos, son variadas.
El problema es que son un medicamento
Generalmente, el primer contacto con las benzodiacepinas es
a través de un tratamiento médico contra la ansiedad o el insomnio. El
desarrollo del problema suele ser gradual, comenzando con el uso
prolongado de benzodiacepinas para el tratamiento del insomnio y
el consumo diurno para el tratamiento de la ansiedad.
En la mayoría de los casos, ni el paciente que está
tomando benzodiacepinas durante meses para el tratamiento del
insomnio o ansiedad, ni el propio médico reconoce la existencia de una
dependencia.
Suele pasar, que ambos asumen que la ansiedad, nerviosismo e
insomnio que se presentan, aparecen tras el cese del tratamiento y son de
nuevo, el problema original que presentaba.
Por lo general, en nuestro país tenemos la costumbre de
medicarnos por nuestra cuenta y riesgo.
Debemos de tener en cuenta que un día un médico nos dio un
medicamento determinado para una dolencia especifica, esto no quiere decir que
podemos utilizar este medicamento a posteriori por nuestra cuenta y riesgo, ni
que vaya a funcionar como funcionó en su día, para la dolencia
especifica. El abuso de medicamentos no es un juego, se puede llegar a
desarrollar la enfermedad de adicción.
Las drogas info
Centro Terapéutico Valle del Tiétar