En la industria del narcotráfico, una de
las ramas técnicas más preciadas es el camuflaje de las sustancias. Los
cocineros de los carteles son una unidad química en continua experimentación
para descubrir formas imprevistas de disfrazar el material de sus patrones. Una
fórmula es colorear de negro la cocaína –quitándole su blancura–, modificarle
la textura y anular su olor a acetona para que los perros policía no la
olfateen. Este jueves un potente cargamento de una tonelada de coca negra llegó
al aeropuerto de México DF. Millones de dólares emboscados. La policía lo
descubrió.
Venía de Bogotá, Colombia, uno de los principales países
productores de cocaína en Sudamérica y el mayor laboratorio histórico
en la modificación de su aspecto. El envío llegó a la aduana en 40 sacos de 25
kilos etiquetados como "óxido de zinc". El producto no fue reclamado
por nadie. Agentes de la Policía Federal y de la Procuraduría General de la
República abrieron los costales, le hicieron pruebas químicas a la sustancia
negruzca y desenmascararon el truco: positivo en clorhidrato de cocaína y
cocaína base, más un componente inorgánico por determinar.
La cocaína negra suele tener un aspecto parecido al caucho.
Para elaborarla se usan sulfatos o cloruros ferrosos, sales minerales y otros
elementos que le dan el color oscuro y le quitan el olor. Por lo general
resulta complicado detectar las trazas del alcaloide con pruebas químicas, y
gracias a la consistencia que se consigue, gomosa, se puede disponer por
ejemplo en láminas compactas indistinguibles de los fondos de las maletas,
aunque en el caso de este cargamento venía simulando una materia prima. Cuando
la coca negra llega a su destino, los cocineros se ponen otra vez manos a la
obra para devolverle su color blanco y sacarla al mercado con el lustre de la
nieve recién caída.
El valor del tráfico internacional de cocaína ha sido
estimado por laOficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen en unos 70.000 millones de
dólares. En la última década se supone que el poder de este negocio ha ido
disminuyendo, dado que en Estados Unidos, principal mercado de la coca, su
consumo ha bajado alrededor de un 50%. La gran puerta de entrada de la cocaína
a Norteamérica es México, cuyos carteles, en especial el de Sinaloa, controlan
la importación de la sustancia, producida en Sudamérica, por tierra a través de
Centroamérica, por los puertos mexicanos, sobre todo los de la costa Pacífico,
o también por los aeropuertos, aprovechando fisuras de corrupción aduanera.
El Pais
Centro terapéutico Valle del Tiétar
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