16 dic 2016

El consumo de fentanilo, el fuerte calmante opioide que mató a Prince, sube un 248% en España


Decenas de muertes al día asociadas a opioides, los calmantes más fuertes que se recetan, han encendido todas las alarmas en Estados Unidos, cuyas autoridades —con el presidente Barack Obama a la cabeza— intentan combatir a marchas forzadas una situación que se les ha desbordado. La llamada "crisis de los painkillers" ha cruzado también la frontera norte del país y ahora la administración canadiense intenta contener la sangría causada por el consumo abusivo de un fármaco en concreto, el fentanilo, que inunda su mercado negro con lotes ilegales procedentes de China. ¿Y en España? ¿Se consumen medicamentos opioides (opiáceos sintéticos)? ¿Se vende el fentanilo? ¿Puede ocurrir una epidemia semejante a la norteamericana? El fentanilo es un fármaco que se emplea para calmar el dolor y que tiene una potencia 50 veces superior a la heroína. Por encima de todas las alertas sanitarias norteamericanas recientes, lo que ha hecho al fentanilo mundialmente conocido es la autopsia que reveló que este medicamento causó la muerte por sobredosis del cantante Prince, el pasado 21 de abril.

Sube el consumo del opioide más potente un 248%


 El Ministerio de Sanidad español no facilita información oficial sobre la evolución de la prescripción de opioides en el sistema de salud nacional y remite como último dato público al correspondiente al año 2006. A partir de ahí, nada. Diez años en negro. Sin embargo, la Agencia Española del Medicamento, dependiente del Ministerio de Sanidad, proporciona anualmente este dato a la Organización Mundial de la Salud, una información a la que ha tenido acceso 20minutos por vías alternativas a la oficial, y que revela que el consumo mediante prescripción médica del fentanilo en España se ha triplicado entre 2004 y 2014, pasando de 0,65 miligramos per cápita a 2,20 miligramos. Este incremento, de un 248%, coloca a España en el 5º país del  mundo con mayor volumen de consumo per cápita de este potente analgésico, de un total de 134 que aportan este dato. Solo superan a España en consumo nacional Alemania, Canadá, Austria y Bélgica


Varios informes alertan de su poder adictivo




Todavía mayor ha sido el incremento en la dispensación de otro potentísimo opioide, la oxicodona, analgésico cuyo abuso ha causado también miles de muertes en EE UU. En su caso, la dosis per cápita española ha saltado, entre 2004 y 2014, de los 0,46 miligramos a 13 miligramos per capita. Esta dosis sí es, sin embargo, inferior a la de los países de la UE, con Reino Unido a la cabeza en 91 miligramos, y mucho menor que la de Canadá, con 84, y EE UU, con 194 miligramos. (Ver mapa). Cecilio Álamo, catedrático en farmacología de la Universidad de Alcalá y experto en opiodes, defiende que "empleados adecuadamente, con su correspondiente control de receta específica, como lo hacen la mayoría de los profesionales españoles, son de una ayuda inestimable para los pacientes con dolor". Al tanto de los incrementos exponenciales de su uso en España, Álamo considera que no hay motivo de alarma, porque España partía de un uso marginal de ambas sustancias. Los opioides se recetan a pacientes que sufren un dolor que no calma la analgesia del ibuprofeno y similares. Existen dos categorías de opioides, suaves y fuertes. Entre los suaves, el más popularizado en España es el Tramadol. Entre los fuertes, el fentanilo, la oxicodona y la morfina. El doctor Álamo explica que en España "el dolor es un problema de salud pública, que sufre un 20% de la población" y que puede llegar a ser "una enfermedad grave", dado que en uno de cada tres casos "deriva en depresión".

Varios informes alertan de su poder adictivo El 'boom' de los nuevos opioides en España arranca en el año 2000, debido a la aparición en el mercado farmacéutico del fentanilo en parches transdérmicos, un formato que se ha impuesto a la morfina y que, por su mayor facilidad de aplicación (en parches o piruletas) ha extendido su utilización médica fuera del marco del paciente oncológico y paliativo, a un porcentaje cada vez mayor de enfermos de dolor crónico y agudo. Pero no todos los especialistas ven con buenos ojos la enorme expansión de estos opioides. 


Dos estudios recientes encargados por los sistemas sanitarios catalán (PDF) y navarro (PDF) alertan de que no funcionan adecuadamente en todos los pacientes reduciendo el dolor y de los gravísimos efectos secundarios. Ambos trabajos científicos se muestran muy críticos con la "selección" del medicamentos, "la dosis" y, sobre todo, de "la duración de los tratamientos". El departamento de Salud de la Generalitat critica su eficacia en el dolor crónico, además de subrayar "las complicaciones ya conocidas en relación a la adicción, la sobredosis y las intoxicaciones". Para concluir que la selección actual de opioides (fentanilo y oxicodona) no es la más adecuada, "las dosis que se utilizan son demasiado altas y la duración de los tratamientos demasiado largos".



 El informe del gobierno navarro también desaconseja su uso por carecer de datos a largo plazo "de eficacia y seguridad" y por su riesgo adictivo. El catedrático Álamo reconce falta formación entre los profesionales sanitarios y pide mayor vigilancia del inicipiente abuso "en pacientes con dolores agudos que por su adicción mantienen en consulta que sufren dolor para conseguir recetas" y por "el desvío posible de opioides de un paciente recetado a personas de su entorno".

España controla que no haya  mercado negro del fármaco

El director del Plan Nacional contra las Drogas del Ministerio de Sanidad, Francisco de Asís Babín, lamenta no disponer de estadísticas actualizadas de consumo de opioides con receta, aunque las conoce. Babín está al tanto de la pronunciada curva ascendente de las prescripciones médicas, pero asegura tajante que "afortunadamente nuestra situación es radicalmente distinta a la que está ocurriendo en EE UU". En su opinión, el hecho de que el sistema de salud pública española tenga una cobertura prácticamente universal impide un crecimiento incontrolado de estas sustancias. "Que sí se da en EE UU por la medicina privada, que necesita fidelizar y es mucho más proclive a dispensar a demanda del cliente". Vigilamos los medicamentos que se prescriben tanto como las alternativas del mercado negro y no vemos motivo de alarma En EE UU, sin embargo, el reciente cierre del grifo a la dispensación médica generalizada de oxicodona y fentanilo, ha expulsado a los adictos al mercado negro, llevando a muchos pacientes a consumir no solo opioides de manera ilegal, sino relanzando el consumo de metadona e incluso heroína. "No es que no debamos estar atentos en España", dice Babín, "pero no veo motivos de alarma porque aquí no ha aumentado en absoluto el consumo de heroína y nuestras estadísticas son claras". Sobre si puede ser cuestión de tiempo, el director del plan nacional contra las drogas rechaza pronunciarse, pero insiste en el mensaje tranquilizador. "Nosotros vigilamos los medicamentos que se prescriben tanto como las alternativas del mercado negro y no vemos motivo de alarma. Pero mantenemos alta la guardia, a ver qué ocurre, que nadie está exento de que se pueda mal usar un producto que es médicamente bueno". A la agencia antidroga de Sanidad, más que el abuso de opioides, lo que empieza a preocuparle es el uso no controlado de otro medicamento, las benzodiacepinas (hipnosedantes para trastornos del sueño, la ansiedad e incluso la depresión). La agencia que dirige Babín vigila de cerca un tipo de consumo concreto, el que protagonizan los jóvenes españoles que emplean estos psicofármacos para bajar su nivel de estimulación después de haber consumido otras drogas, como la cocaína o el MDMA". Este policonsumo tendrá por primera vez un apéndice en la próxima encuesta de drogas EDADES del Ministerio de Sanidad, cuyos datos se conocerán próximamente.


Fuente: 20 minutos