16 ago 2016

CONSUMO DE SUSTANCIAS PREMATURO, CADA VEZ MAYOR.



La edad de inicio de consumo de sustancias es cada vez más precoz. Ese inicio tan temprano en la adquisición de conductas de consumo repercutiría de manera considerable en la vida de los adolescentes (Echeburúa y Corral, 1996) y tendría múltiples consecuencias en su vida adulta (Hidalgo y Redondo, 2005).
En España, la mayoría de jóvenes adolescentes consumen alcohol y tabaco, y se ha visto aumentado el uso de otras drogas de carácter ilegal, destacando el cannabis o la cocaína. El abuso de sustancias en el periodo de desarrollo de la personalidad así como de la identidad de la propia persona es algo cuanto menos preocupante, ya que existe una alta probabilidad de que estos jóvenes presenten trastornos mentales o de la personalidad de cara a su futuro. Su funcionamiento cotidiano se verá trastocado, alterando su conducta, emociones y pensamiento, sin desarrollarse de manera ajustada. Del mismo modo, preexisten junto al consumo dificultades académicas, absentismo, fracaso o abandono escolar; problemas de carácter familiar, destacando sobre todo en la relación con los progenitores; así como en el ámbito social,

La adolescencia abre la puerta a un nuevo mundo que conlleva importantes y profundos cambios no sólo en la propia imagen del individuo y en la manera de interactuar con sus iguales y el resto de personas, sino que se extiende a nuevas formas de pensamiento. Los adolescentes alcanzan un nuevo y superior nivel de pensamiento que va a permitirles concebir los fenómenos de manera distinta a como lo habían hecho hasta entonces. Este pensamiento, caracterizado por una mayor autonomía y rigor en su razonamiento, se ha denominado pensamiento formal o desarrollo moral.  Así, el desarrollo moral incluye las creencias en valores y el entendimiento de las reglas de la sociedad. Según Kohlberg, el desarrollo moral parece evolucionar y complicarse progresivamente a lo largo de la adolescencia y hasta la edad adulta.

La aparición prematura del problema hace importante la valoración y conocimiento de los factores de riesgo implicados en el inicio del consumo de drogas en esta edad, con el objetivo de establecer estrategias preventivas.
-       El estrés es un factor asociado a la conducta adictiva (Nadal, 2008). La adolescencia va acompañada de un aumento del estrés vital, ya que implica hacer frente a una serie de retos y nuevas obligaciones que coinciden con los cambios biológicos y físicos de la pubertad y con fluctuaciones en el funcionamiento emocional, cognitivo y social.

-       El papel de esquemas cognitivos (patrones de pensamiento sobre el mundo que nos rodea) relacionados tanto con la dificultad para ejercer el autocontrol como con sesgos en la visión del sí mismo (Barry et al., 2008). En particular, en 1993 se propuso la existencia de un dominio de esquemas cognitivos disfuncionales que se asociarían a problemas tales como la conducta agresiva y las adicciones, siendo estos: Grandiosidad y Autocontrol Insuficiente.  

El primero asociado a la creencia de que tienen derechos y privilegios por encima de los demás; son superiores, sintiendo una elevada frustración e incapacidad para aceptar los límites reales de la vida. No soportan un “no” y quieren todo aquello que desean de manera inmediata.
Y por otro lado, el segundo, muy relacionado con el anterior, hace referencia a la  creencia de que uno carece de autocontrol para lograr los objetivos personales o para controlar la excesiva expresión de los impulsos propios.



En esta misma línea, la falta de límites por parte de los progenitores podría actuar como factor de riesgo para el consumo de drogas, especialmente cuando se combinan con un estilo impulsivo de resolución de problemas (Calvete, 2008). El deseo de obtener gratificaciones inmediatas junto con una elevada impulsividad impide la reflexión sobre las consecuencias de una conducta, en este caso del consumo. De hecho, numerosos estudios han relacionado la impulsividad con el consumo de drogas (Fantín, 2006; Nadal, 2008). Este tipo de límites hacen referencias a pautas tales como (Calatayud, 2015):

  Dadle todo cuanto desea
 Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono
  No le deis ninguna formación espiritual, “que elija cuando sea mayor”
 Nunca le digáis que lo que hace está mal
  Recoged todo lo que vaya dejando tirado
  Dejadle ver y leer todo
 Padre y madre, discutid delante de él
  Dadle todo el dinero que quiera
  Que todos sus deseos estén satisfechos al instante
  Dadle siempre la razón

Finalmente, los rasgos de personalidad de base, son un factor determinante implicado en el consumo de sustancias. Las personas más necesitadas de estímulos serán más propensas a realizar comportamientos que implican estimulación y riesgo (Pérez y García-Sevilla, 1986) y, por lo tanto, tendrán una mayor probabilidad de usar drogas. Teichman (1989), considera que la búsqueda de sensaciones es mejor predictor del uso de drogas que la ansiedad o la depresión. En este sentido, Luengo (1996), afirma que la búsqueda de sensaciones es una variable relevante para diferenciar los consumidores de los no consumidores en adolescentes. Los adolescentes prosociales, asertivos y socialmente hábiles son menos propensos a consumir sustancias.

Resulta especialmente relevante destacar que el inicio temprano de consumo de sustancias, junto con las conductas disfuncionales asociadas al mismo, incrementa la dificultad de abandono de la sustancia en la edad adulta, siendo un factor de riesgo asociado para el mantenimiento prospectivo de la abstinencia

Por todo ello, es importante fomentar en los adolescentes una buena base para relacionarse socialmente de manera ajustada, promoviendo seguridad, una buena autoestima, un estilo de comunicación basado en la asertividad, así como un adecuado manejo de la frustración y la espera de la recompensa. Los jóvenes deben adquirir responsabilidades a las que hagan frente de manera satisfactoria, por mera motivación interna, esperando la satisfacción personal y el mantenimiento de una autoestima elevada, promoviendo así una actitud de no consumo.

 Maria Fdez y Gema Jerónimo
 Equipo Ctvt